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Tras las huellas de Livingstone por el río Zambezi

El río Zambezi fluye desde su nacimiento en Zambia, cerca de la frontera con la República Democrática del Congo, hasta su desembocadura en el océano Índico unos 2.574 km., lo que le convierte en el cuarto río más largo de África, tras el Nilo, el Congo y el Níger.



Para recorrer parte de su cauce en un inolvidable crucero fluvial lo mejor es partir desde Chirundu, donde diversos lodges y hoteles de la zona organizan este tipo de excursiones. Los barcos que recorren el Zambezi no se meten dentro del Parque Nacional, por lo que sale más barato hacerlo desde aquí y la fauna y el paisaje que se observa es el mismo.


El Zambezi (que significa "Gran Río" en el idioma del pueblo de Tonga) incluye a lo largo de su curso las Cataratas Victoria, una de las mayores maravillas naturales del mundo, y las presas Kariba y Cahora Bassa, dos de los proyectos hidroeléctricos más grandes de África.

Los primeros no africanos en llegar al Zambezi fueron los comerciantes árabes, que utilizaron los tramos inferiores del río desde el siglo X en adelante. En el siglo XVI llegaron los portugueses, que esperaban usar el río para desarrollar un lucrativo comercio de marfil, oro y esclavos. Hasta el siglo XIX se pensaba que el río, llamado entonces Zanbere, fluía hacia el sur desde un vasto mar interior que también se creía que era el origen del río Nilo. El mapeo preciso del Zambezi no tuvo lugar hasta que el misionero y explorador escocés David Livingstone recorrió la mayor parte del curso del río en la década de 1850. Buscando una ruta comercial hacia la costa del este de África, viajó desde Sesheke, 240 kilómetros por encima de las Cataratas Victoria, hasta el Océano Índico. Su mapa del río siguió siendo el más exacto hasta el siglo XX, cuando nuevas exploraciones finalmente remontaron el Zambezi hasta su fuente.


El recorrido comienza en el pequeño embarcadero de mi hotel, el Zambezi Breezers a las 13h. donde esperaba preparada y ansiosa mi safari en barco por el río. Tiene una duración de unas 5 horas y me costó (para mí sola porque no había nadie con quien compartir los gastos) 110 dólares, unos 100 euros. El conductor de la barca era muy majo y un experto guía que me fue llevando con la barca, a motor, lo más cerca posible de los animales.


A medida que fuimos avanzando nos encontramos con decenas de hipopótamos que se metían bajo el agua para refrescarse del intenso calor, cocodrilos que reposaban tranquilos al sol y un sin fin de coloridas aves y gansos.


Navegar por el río es maravilloso, ver como los cocodrilos se sumergen rápidamente en el agua al oír el motor, los hipopótamos tan graciosos... naturaleza en estado puro, es increíble.


Fuimos recorriendo despacio el Zambezi, a veces nos quedábamos encallados porque en algunos tramos era poco profundo y el conductor tenía que sacar una pala y remar o meterse en el agua y empujar la barca, que yo con tanto cocodrilo no pondría ni un pie en el río... Me enseñó dónde el río Kafue, un afluente del Zambezi, confluía con nuestro río.


Cuando empezó a caer el sol volvimos hacia el hotel. De camino vimos una manada de elefantes bebiendo en el río, esperaban a que anocheciera para cruzar a la otra orilla. Fue un espectáculo mágico, atardeciendo en un lado del río mientras que en el otro esperaban los elefantes, no sé qué era más hermoso de ver, algo simplemente especial y único, uno de esos momentos que sé que no voy a olvidar nunca.


Hice cientos de fotos a los elefantes con ese cielo rosado de fondo que se había quedado tras el ocaso. Cuando oscureció seguimos río arriba hacia el Lodge, de camino vimos flotando una enorme serpiente muerta, pescadores en sus pequeñas barcas, gente bañándose...


Llegamos cuando había anochecido al hotel, en el bar estaba la dueña, una holandesa que lleva 20 años en África, me invitó a una cerveza y charlamos un rato antes de retirarme a dormir con el inconfundible sonido de los hipopótamos de fondo.



¿Cómo llegar?


Yo llegué desde Siavonga, una localidad en el lago Kariba. En esta ciudad hay una parada de minibuses en el centro desde donde salen, cuando se llenan, los transportes hasta Chirundu. El billete me costó 40 kwacha (3,5 euros) y tardé unas dos horas en llegar a Chirundu. El minibús me dejó en el mercado y de ahí tuve que coger un taxi por 50 kwacha (4 euros) hasta el hotel.


Desde Lusaka, hay que tomar el autobús de larga distancia en dirección a Harare, pues esta localidad está muy cerca de la frontera con Zimbabue, y pedir al conductor que pare en Chirundu. Estos buses salen de la estación de autobuses interurbanos (Intercity Bus Station).

¿Dónde alojarse?


Mi recomendación es el Zambezi Breezers, un apacible lodge frente al río, con piscina, restaurante y wifi. Se encuentra a unos 6 kilómetros de la ciudad y bastante aislado de todo, no hay tiendas cercanas ni restaurantes.


La habitación individual cuesta 18 dólares la noche (unos 15 euros), limpia pero con baño compartido. Hay camping y otras opciones de alojamiento. También organizan los safaris en barco, en canoa y actividades diversas a buen precio.


Lo mejor del sitio son las vistas, preciosas sobre el río Zambezi. Hay que tener cuidado por la noche, pues los hipopótamos pastan a sus anchas por el jardín del hotel.


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